Escuela Zombi: El Amanecer de los No Muertos

Fantasy 21 to 35 years old 2000 to 5000 words Spanish

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El ambiente en la Escuela Primaria ‘El Amanecer’ era el de cualquier lunes por la mañana: niños llegando somnolientos, maestros preparando sus clases, el eco lejano del patio de juegos vacío.
En el salón es de profesores, una caja marrón yacía sobre la mesa. Había llegado por mensajería urgente, sin remitente visible. La curiosidad venció a la prudencia. La maestra Elena, la más joven del grupo, se ofreció a abrirla.
Con cuidado, cortó la cinta adhesiva. Dentro, un dispositivo metálico con botones y una pequeña pantalla. Parecía un juguete tecnológico, pero una nota adjunta, escrita en un idioma desconocido, sembró la duda. '¿Será una bomba?', preguntó Don Ricardo, el profesor de Historia, visiblemente nervioso.
La alarma se extendió. La mayoría creía que era mejor llamar a las autoridades, pero la impaciencia fue mayor. Don Rafael, el veterano profesor de Matemáticas, pulsó uno de los botones. Un silbido agudo llenó la sala, seguido de la liberación de un gas amarillento e inodoro.
En segundos, todos los presentes se desplomaron. Muertos.
Minutos después, Marcos, el profesor de Educación Física, entró al salón . La escena era dantesca. Sus colegas yacían inertes en el suelo. Sintió un escalofrío recorrer su espalda. '911 cuál es su emergencia...' pensó, pero vaciló. '¿Y si es una broma pesada?'
De pronto, un gemido gutural rompió el silencio. Uno de los profesores caídos, con los ojos inyectados en sangre, se levantó torpemente. Luego otro, y otro. Se movían de manera antinatural, sus rostros contorsionados en muecas horribles.
Marcos retrocedió, tropezando con una silla. 'Los maestros atacan a los alumnos y otros maestros... Se comportan como zombis...', le vino a la mente la peor de las pesadillas.
Los ex-maestros se abalanzaron sobre él. Intentó defenderse, pero su fuerza era inútil contra la horda enloquecida. Pronto, se unió a la macabra danza de los muertos vivientes.
Mientras tanto, en el aula de sexto grado ‘B’, seis niños se preparaban para su clase de Ciencias. La maestra aún no llegaba, pero eso no era inusual. Lo que sí era inusual era el silencio sepulcral que reinaba en la escuela.
Sofía, la más observadora del grupo, notó algo extraño en el pasillo. ‘¿Qué está pasando afuera?’, preguntó, señalando a través de los vidrios opacos de la ventana. Las ventanas de su salón eran especiales; desde fuera parecían espejos, impidiendo ver el interior, pero desde dentro permitían una visión clara del exterior.
Carlos, el ‘cerebrito’ de la clase, se acercó cautelosamente. ‘¡No puede ser! ¡Profesores… están atacando a otros!’ Sus ojos se abrieron con horror.
La histeria amenazó con apoderarse del grupo. Pero entre ellos se encontraba David, un chico callado pero perspicaz, cuya afición eran las películas y los libros de zombis.
‘¡Cálmense todos!’, exclamó David. ‘Esto… esto podría ser real.’ Recordó la información que había acumulado a lo largo de años de obsesión. El no había reportes de lo que está pasando en la escuela estuviera pasando en otras áreas de la ciudad así que debe estar sucediendo en la escuela solamente.' Si es así, tenemos que actuar rápido’.
Rápidamente cerraron la puerta y comenzaron a apuntalarla con pupitres y sillas. No era una solución permanente, pero les daría tiempo.
David tomó el celular de Sofía. ‘Aún tengo señal en su celular y vio las noticias ... necesito buscar información.’
Navegó febrilmente por internet, buscando cualquier noticia sobre incidentes similares. Nada. Solo la programación habitual: deportes, espectáculos, política…
‘Nada. Es como si solo estuviera pasando aquí. Pero tiene que haber una explicación’.
Recordó las teorías que había leído: virus, toxinas, experimentos secretos del gobierno… La información sobre zombis:LOS NO MUERTOS: MITO Y REALIDAD; ZOM-BI:....
Entonces se acordó de todo lo que sabía.‘Esto podría ser un brote aislado. En mis libros mencionan que hay 4 clases de brotes y nos encontramos en uno que tiene muy poca expasión’ ,explicó David. ‘Un brote de clase 1, tal vez incluso de clase 0.’ Explicó todo lo que sabía acerca de ellos con el objetivo de tener calmados a sus amigos, pero en vez de calmarlos parecía que no habían creído ni una palabra. ‘Como sea, ¿Qué es lo primero que tenemos que hacer?’.
Después de unos minutos de discusiones llegaron a una conclusión unánime. Tenían que notificar lo que estaba pasando. ‘Hay que llamar a la policía, tal vez hasta al ejército’, sentenció.
Sofía tomó su teléfono. El pulso le temblaba mientras marcaba el 911 cuál es su emergencia. Una operadora con voz cansada respondió.
‘Necesitamos ayuda urgente… los maestros atacan a los alumnos y otros maestros.’
La operadora suspiró. ‘Señorita, por favor, no puede llamar a 911 haciendo esa clase de bromas. Estamos muy ocupados.’
No es una broma… ¡sino nos cree le puedo enviar un vídeo!’ Sofía gritó, sintiendo que la desesperación la ahogaba.
La operadora, incrédula pero intrigada, aceptó. Sofía rápidamente grabó un video a través de la ventana, mostrando la horrible escena en el patio. Lo envió por mensaje de texto.
Al otro lado de la línea, la operadora vio el video con los ojos desorbitados. La incredulidad dio paso al terror. Silencio.
‘…enviaremos unidades en breve…’ alcanzo a balbucear para cortar la llamada lo antes posible.
Mientras tanto, el grupo en el aula intentaba mantener la calma. Carlos, el más aprensivo, lloraba en silencio.
‘Tenemos que estar preparados’, insistió David. ‘Recordad lo que dicen los manuales de supervivencia zombi: ¡la cabeza es el punto débil!’
‘¿Cómo vamos a atacar a alguien? ¡Son nuestros maestros!’, gritó Ana, con lágrimas en los ojos.
‘¡Ya no lo son!’, replicó David, con voz firme. ‘Son… son algo más. Tenemos que defendernos si queremos sobrevivir’.
Pasaron los minutos, que se sintieron como horas. El ruido en el pasillo se intensificó. Golpes sordos contra la puerta, gemidos horribles, el sonido de carne desgarrándose…
De pronto, un estruendo. La puerta cedió. Los zombis irrumpieron en el aula.
La rápida respuesta de los refuerzos enviados por el 911 cuál es su emergencia sorprendió hasta a los más optimistas del grupo que, no se hacían ni la más remota idea de que llegarían de forma pronta
A medida que iban pasando por los pasillos notaron los restos de carne desgarrada. Con cada pisada dejaban restos marcados de pisadas impregnadas con sangre coagulada
Llegaron a una persona con su traje ensangrentado y todo destruido, y fue cuando quiso aplicar las normas. Empezó por alzar su mano dando un señalamiento claro que él podía ayudarlos y hablar
De repente una persona de entre el mar de gente tirada en el suelo se levantó como resorte. Trató de agarrar a nuestro policía protagonista sin dudarlo
Quien respondió a estos fue con el uso de una pistola Taser y quedó maravillado al saber que con una simple descarga el agresor cayera inconsciente. Cuando quiso celebrarlo este volvió a tratar de morder, hasta desgarrar el hueso. Y el policía al no poder detenerlos sacó su arma.
Después de eso tuvo que pedir apoyo al indicar la cantidad de gente infectada. “Los maestros atacan a los alumnos y otros maestros... Se comportan como zombis...”, lo que ocasionó que al resto del equipo diera un escalofrío, como si se volviera su pesadilla.
Con las correctas medidas los miembros del equipo hicieron uso de todas las armas disponibles. Tanto como eléctricos, a armas de fuego de alto impacto. En menos de 2 horas pudieron extinguir el foco con todo el equipo especial.
En las noticias, el incidente se atribuyó a un extraño escape de químicos en el laboratorio de ciencias. 'Los maestros atacan a los alumnos y otros maestros ... y a otros tantos en un caos donde perdieron el control y atentaron contra ellos mismo', fue la narrativa oficial. La palabra 'zombi' no se mencionó en absoluto.
Un titular afirmaba que había sido una falla humana, que ‘fueron los mismo miembros de una escuela primaria los principales promotores al crear una crisis que dejó a alumnos heridos y profesores no sanos’.
Las historias sobre los seis niños encerrados en el aula con los vidrios opacos fueron minimizadas. ‘Una historia inventada por alumnos con miedo a asumir la responsabilidad del escape’ fue un texto mencionado al leer el informe oficial.
Sin embargo, David, Sofía, Carlos, Ana y los otros dos niños sabían la verdad. Habían visto el horror, lo habían enfrentado y habían sobrevivido. Pero también sabían que este podría ser solo el principio.